Nuestras Memorias
Le apostamos a la paz
Colombia ha tenido una confrontación bélica durante más de medio siglo, en el año 2012 iniciaron entre el gobierno Santos y miembros de Farc-Ep, conversaciones exploratorias para dar fin a esta temporada de guerra y dichas conversaciones culminaron en la firma del acuerdo de paz en agosto de 2016. Este fue sometido a refrendación en plebiscito en octubre del mismo año y contra todos los pronósticos, luego de una intensa campaña desinformativa, ganó el NO por una mínima diferencia. Posteriormente ante la presión de la sociedad civil y organizaciones internacionales se llegó a un nuevo acuerdo final para una paz estable y duradera que fue ratificado en el teatro Colón en el mes de noviembre de 2016.
Este acuerdo final es el único en el mundo, consagra transformaciones sociales, políticas y económicas para la mayoría del pueblo colombiano y no solamente para la parte firmante, pues con el acuerdo de paz, se busca erradicar las causas históricas que dieron origen a esta guerra y contiene 6 puntos:
- Reforma rural integral
- Participación politica
- Fin del conflicto que incluye la reincorporación de los excombatientes a la vida civil
- Solución al problema de drogas ilícitas
- Acuerdo sobre víctimas del conflicto
- Verificación y refrendación
Arrancamos con el capital semilla consagrado en el acuerdo. Inicialmente íbamos a elaborar jabones y productos de aseo artesanales, pero gracias a los Hermanos Helo, quienes son cerveceros de Ubaté, desviamos el rumbo y nos encaminamos a este hermoso oficio que se ha convertido en algo más que una marca registrada de una deliciosa cerveza, sino en un concepto colectivo, solidario con otros emprendimientos, de reconciliación y de apoyo a diversas expresiones culturales que se ven materializadas en la Casa de la Trocha – Casa de la paz.
a la fabricación de la cerveza
De jabones y traperos
Iniciamos participando en distintos espacios de formación académica y política llegando a FUCEPAZ (proceso de organización de ex prisioneros de las FARC). Participamos en el curso del SENA de economías solidarias con otros compañeros. Terminado el curso se plantea la necesidad que FUCEPAZ recepcione e impulse los proyectos de economía de los excombatientes.
Posterior a esto se delega – a Doris y Alex quienes dirigen el proceso – la tarea de impulsar los proyectos, estudiarlos y buscar la forma que fueran operativos, además de buscar e impulsar uno donde pudiéramos estar los que aún no teníamos ninguna idea.
En esta tarea lo primero que surge es la fabricación y comercialización de productos de aseo, específicamente escobas y traperos, experiencia de algunos camaradas de la fundación que comercializaron en Villavicencio. Esta propuesta no sonaba del todo (Alex y Doris), pero como desde el inicio el compromiso era completo, nos pensábamos escobas amigas con el ambiente. Con cerdas de algún material que fuera reciclado y etc.
La idea de las escobas ecológicas queda atrás luego de un curso con la universidad nacional de extracción de aceites esenciales. Ahora la nueva misión era hacer jabones, ya estábamos por cuenta nuestra, en los jabones teníamos mucha expectativa, hicimos cotizaciones, cuentas, hablamos con ‘expertos’ y hasta empezamos a sumar nuevos socios, ya hacíamos otras cuentas y pensábamos el proyecto colectivo soñado. En ese momento éramos 4 y la misión era ir perfilando compañeros dispuestos a hacer un proyecto colectivo para comercializar jabones. El cura y Nando viejos conocidos de la camarada (Doris), creyeron en ella, convencidos de su seguridad y persuasión para sacar el proyecto adelante.
Entre las cientos de reuniones y citas que empezamos a cumplir, nos llega la invitación de un proyecto llamado CIPADE, un grupo de jóvenes profesionales que buscaban apoyar a los excombatientes en la formulación de sus proyectos.
Una de las integrantes y casi a la mitad del proyecto de capacitación, nos comenta que hay unos muchachos en UBATE que tienen una cervecería y que están dispuestos a enseñarnos todo su saber sin ningún costo.
En ese momento y al día siguiente de la propuesta, en una cita a las 7 am en la décima con 1 de mayo, nos reunimos los 4 socios hasta ese momento para tomar la decisión que cambiaría el rumbo del proyecto. Un sábado en la mañana emprendimos el viaje al municipio de Ubate, con la expectativa de que íbamos a conocer, quiénes eran estos muchachos generosos y aprender el saber de la cerveza artesanal. En Ubate iniciamos este camino, empezando a rodearnos de cientos de amigos que querían apoyar esta iniciativa, La universidad nacional fue fundamental en la parte técnica y consolidación del mismo, los aportes de nuevos cerveceros y de la sociedad civil consolidan el labrar de la trocha.
la primera etiqueta y
la creación del nombre la trocha
Fue un trabajo colectivo en colaboración con el laboratorio de paz de la universidad nacional. Luego de una discusión y distintos aportes llegamos a la conclusión que debía llamarse La Trocha con el eslogan "Tomando el camino de la paz". Actualmente hemos posicionado seis estilos de Cervera y nuestra marca la Trocha, ya es una marca registrada que cada vez más, se guarda en el corazón y en el imaginario de la sociedad, como referente de compromiso y reconciliación.
La primera etiqueta y diseño se realizó de manera empírica por uno de los socios (Alex). Así se comercializaron las primeras cervezas, en un determinado momento, unos compañeros, Juan José Montes y Diana Gómez, diseñadores de profesión, realizan una campaña en redes para apoyar los proyectos Farianos, nos seleccionan y nos dan todo su conocimiento en la nueva etiqueta, resaltando la identidad y el concepto que queríamos representar con La Trocha.
la casa de la paz
Nacimiento de la casa de la trocha
La casa de la trocha-la casa de la paz, es nuestro compromiso visible frente a la reconciliación y la implementación del acuerdo que busca la transformación a un país incluyente donde quepamos todos.
No FUE FÁCIL llegar a esta casa, atravesamos muchas vicisitudes y fue una decisión difícil porque estábamos en plena pandemia, con restricciones de bioseguridad, toque de queda y el sector de los bares y turistas fue el más restringido. Ante las dificultades para cumplir con las exigencias de las aseguradoras, los Amigos nos recomendaban pasarnos a un local pequeño o irnos fuera de la ciudad donde los requisitos de los arrendadores fueran menores y que cuando pasara la crisis ya podríamos pensar en alquilar una casa y cumplir nuestro sueño de La casa de la paz. Contra todos los pronósticos, abrimos, luego de haber sido desalojados de una casa en Chapinero, en donde se realiza el lanzamiento del “Trocha Fest” , evento inaugural de la sede y micro planta en Bogotá, en el cual se reunieron distintos proyectos productivos de víctimas y excombatientes, y es en este espacio donde nace el concepto de La casa de la paz.
Gracias a la solidaridad y al trabajo voluntario de muchas personas la casa está cada vez más amigable y cómoda, pues llegamos con 4 mesas y 16 sillas, sin nevera. Y hoy ya tenemos un emprendimiento que se está fortaleciendo y creciendo junto a los de otros camaradas.